El término “Envejecimiento activo” fue adoptado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) a finales de los años 90 con el objeto de transmitir un mensaje más completo que el de “Envejecimiento saludable”.
Este concepto permite reconocer otros factores, además de los sanitarios como determinantes del envejecimiento. Se define como el “Proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (OMS, 2002).
En este contexto, la palabra activo hace referencia a una participación continua en las cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas y, por supuesto, no sólo a la capacidad para estar físicamente o laboralmente activo.